Κυριακή 14 Δεκεμβρίου 2008

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Cómo duele, por Dios, cómo duele.

El pecho oprimido, la angustia constante, la desesperación.

Cómo duelen las palabras que no se dicen.

Las letras se me van, las palabras se hacen insuficientes ¿cómo usar un mecanismo de combinaciones limitadas para describir lo ilimitado, lo eterno, lo inabarcable? ¿Por qué confiar en nomenclaturas humanas para denominar lo inhumano?

Sólo sé que duele y que las palabras no describen lo mucho que duele.